2/11/2006

universidad y universitarios.

Estos días estamos sufriendo en nuestras propias carnes o en la de aquellos que nos rodean el acoso incesante de los exámenes. Los estudiantes sufren por obtener la calificación precisa que les permitan graduarse y conseguir ese preciado título con el que salir al mundo. Pero ¿todo lo que nos enseñan merece la pena? La experiencia personal me ha enseñado es que no.

Mi sensación es que la universidad está constantemente inundada de conocimientos caducos, alejados de la realidad que en el mundo existe. En mi opinión, carreras experimentales, en las que he forjado mi propia experiencia, el sistema no es el adecuado. En principio, el profesorado debería compartir el tiempo entre docencia e investigación, para así poder encontrarse al día de lo que se cuece en el mundo científico y poder transmitírselo de primera mano a sus alumnos. Pero en muchos casos eso no es así. Profesorado con ganas reales de investigar ven como la organización de sus horarios de clases les dificulta enormemente esa tarea, y por el contrario esos profesores anclados en el sistema docente del siglo 19, que acuden a impartir sus clases con los folios amarillentos que prepararon para enseñar a la primera generación de graduados, escogen los mejores horarios para tener más tiempo para…¿qué?.

Además, son numerosos los casos en los que te encuentras como los temarios no se modifican con el paso de los años y los cursos académicos, o los cambios realmente no son aplicados. De esa manera, los sistemas no consiguen adentrarse en la verdadera ciencia que se está desarrollando en ese momento en el mundo científico. Por otro lado, los exámenes, en general, premian la capacidad memorística y no el carácter aplicado de los conocimientos. Supongo que cada cual tendrá sus preferencias a la hora de seleccionar el modelo de examen, pero creo que, a pesar de que sean necesarios unos conocimientos básicos que permitan comprender cualquier texto, lo realmente importante es ser capaz de aplicarlos y de poder utilizarlos para comprender los problemas que encuentras en la realidad.

Cada día más, la universidad se esta convirtiendo en un lugar únicamente docente y nuevamente discrepo con esa opción. La universidad debería ser un lugar en el que te formes no únicamente en conocimientos, sino también como persona. En un lugar en que aprendas nuevas cosas de la vida, en que conozcas gente distinta de la que estabas acostumbrado a estar rodeado, en un lugar en el que adquieras o te reafirmes en tus valores, en definitiva, un lugar en que te formes en todos los aspectos personales. Y creo que cada vez esto se está perdiendo más y más. Las reformas educativas, venidas desde el corazón de Europa, no hacen más que contribuir más a incrementar esa alineación de la universidad y de los universitarios.

La universidad debe ser mucho más que aulas, alumnos y profesores. Debe ser un foco VIVO de discusión y el MOTOR de toda revolución social. VIVA la universidad POPULAR, la universidad de TODOS.