Dicen que los amigos no decepcionan. Cierto, absolutamente cierto. Cada día me doy más cuenta de lo que más importa. Supongo que el culpable de todo esto es el tiempo. Antes, quizás me importaba satisfacer al resto, contentar a la gente, ya no. Me he dado cuenta que realmente quiero estar con la gente que quiero, que me apetece estar, a la que quiero abrazar, con la que quiero reír, con la que me siento yo. Esta gente no son muchos, es posible que sean pocos para ciertas personas, pero para mi son suficientes, son lo que son, los que han aparecido en mi vida en un momento dado para quedarse, para quedarse para siempre. Nunca he tenido problemas para dar un abrazo a quien me apetece, a ellos y ellas les quiero plenamente. Hasta aquí supongo que es común para todos, pero cada día me doy cuenta que esto va más allá. Me estoy convirtiendo cada día en un intransigente mayor, si salgo con mi gente, salgo con ellos, porque me apetece estar con ellos, el resto simplemente están allí, rodeándonos. Me gustaría ser como otra gente que se divierte plenamente con todo el mundo, que le gusta estar con todos, que le sale ser así. Ciertamente la cosa a cambiado en mi, no me apetece eso. La vida es corta como para no aprovecharla con quien quieres estar realmente. Se acabo el perderme estar con mi gente por un debo ir. Finito. Ya no más. Se acabó el soportar soberbias, desganas de otros, fin. Quiero estar con mi gente, mi familia con mayúsculas, con la que me ilusiono con ella, con la que sufro si veo que sufre, con la que no puedo evitar sonreír cuando veo, con la que quiero.