1/19/2006

peripecias de un viaje a madrid. 7.45 a.m.

Ayer me costó dormirme durante el viaje de ida a Madrid en el autobús. No podía dejar de pensar y reírme al recordar lo que había escuchado. Cuando entré en el autobús, detrás de mí subió un hombre, grande, con apariencia de alemán, que fue confirmada a la pronunciación de esas primeras palabras. ¡Hola! –con cierto tono amable le dijo a una mujer que estaba sentada en el sitio contiguo al que sería el suyo. Yo me senté detrás de ellos. ¡Hola!¡ hoy vamos a ser compañeros de viaje! –le contestó ella, muy sonriente. Tras un rato sin hablar empezaron a charlar de lo incomodo que resultaría el viaje en ese autobús. Ciertamente era un autobús con poco espacio entre los asientos. Entonces empezó lo bueno, él empezó a comentar las cosas que no le gustaban, con un orden propio de su supuesta nacionalidad comentó: a mi no me gusta que los asientos de no se puedan separar, existen otros autobuses en los que al igual que tienen una palanquita para reclinar el asiento, tienen otra para poder separar los asientos entre si, de manera que el espacio entre tú y yo ahora sería mayor. Ella le miraba asintiendo. No me gusta este autobús, reiteraban. Continuando con la enumeración de cosas odiosas, él prosiguió, además el respaldo es demasiado bajo y … - moviendo la cabeza para atrás demostraba como no podía apoyarse sobre el respaldo, él era más alto. No me gusta este autobús decían. Continuó comentando que el respaldo le resultaba inútil aún en el caso de que se encogiese y reclinase el asiento. Tras enumerar cuidadosamente todas estas razones, concluyó, por eso, odio este autobús. Nuevamente ella, le miro y asintiendo confirmó su misma opinión, sí yo también odio este autobús. En ese momento llego su razonamiento, uno podía esperar que aún cuando el discurso del otro contertuliano había sido aparentemente completo y ordenado en su argumentación, pero algo me haría cambiar de opinión. Ella confirmó la clave, su clave. Dijo, sí yo también odio este autobús. Porque es azul. (risas, y más risas, y muchas más risas). Él se quedó mirando al frente y sin decir palabra durante un rato, respiró y asintió. En ese momento comprendí que ver la cara que se le queda a la gente en ciertos momentos no tiene precio (más y más risas).

2 comentarios:

Martuki dijo...

Joder, pues el azul es elmejor dl mundo, incluso para los autobuses, vaya tía sosa. Hay q ver, tú y tu autobús, jejejeje. Si es Dios los cría y el viento los arremolina...

Martuki dijo...

Mozooooo, ya me han dicho q te has cortado las greñas, jejejeje, has cedido a la presión dl entorno... En fin, q a ver cuándo nos vemos, y q escribas algo más, hombre. Besossss